sábado, 30 de enero de 2021

 La historia del salmantino que lideró a los comuneros y fue decapitado en Villalar

Francisco Maldonado fue uno de los cabecillas del movimiento de las Comunidades y tras su ejecución en 1521, sus bienes fueron subastados por 40.000 ducados aunque valían dos o tres veces más

Francisco Maldonado (1480-1521) participó activamente, lo mismo que su primo Pedro Maldonado Pimentel, en la Revuelta Comunera contra Carlos I, el joven rey al que consideraban inexperto y que apenas sabía hablar español cuando llegó de Alemania. Ambos pertenecían a una familia de universitarios, como nietos que eran del doctor Rodrigo Arias Maldonado, catedrático de la Universidad de Salamanca, que había sido uno de los negociadores de la paz con Portugal en 1479 y que era miembro del Consejo Real desde 1480, según escribió el hispanista Joseph Pérez para el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.

Desde el principio, Francisco Maldonado, que era entonces regidor de Salamanca, apoyó el movimiento de las Comunidades como procurador que era de la Junta que reclamaba la libertad de la reina Juana I “La Loca, madre de Carlos I presa en Tordesillas, y como capitán de las huestes de Salamanca. Siempre se mostró como uno de los más radicales comuneros, apunta Joseph Pérez. Desde la fortaleza de Toro, acudió a prestar apoyo a Padilla y Bravo cuando estos se preparaban para tomar Torrelobatón. Cuando las tropas reales al mando del conde de Haro vencieron al ejército comunero en Villalar, el 23 de abril de 1521, los virreyes decidieron formar juicio y ejecutar a los tres capitanes más destacados de los rebeldes: Padilla, Bravo y Pedro Maldonado, pero el conde de Benavente salió en defensa de este último, que era su sobrino, y consiguió que se aplazara su juicio hasta el regreso del emperador. Los gobernadores ordenaron entonces matar a su primo Francisco Maldonado, que estaba preso en Tordesillas.

Francisco Maldonado fue decapitado el 24 de abril de 1521. Su cuerpo fue enterrado en la misma iglesia de Villalar, y allí estuvo hasta finales del mes de junio del mismo año, cuando a su familia se le permitió llevarlo a Salamanca. Para evitar que el suceso diera lugar a cualquier movimiento en el pueblo, el corregidor exigió que el traslado se hiciese de noche y sin pompa, como lo escribió al cardenal Adriano, el 24 de junio de 1521. Los bienes que le pertenecían fueron confiscados y vendidos por 4.000 ducados, en octubre de 1521;, aunque en realidad valían dos o tres veces más. Unos meses después, sus herederos -su hijo Rodrigo Arias Maldonado y su viuda Ana Abarca- recibieron autorización para recuperarlos, se relata en el Diccionario Biográfico. Carlos I había decapitado también la revuelta comunera en la que se masacró a un millar de soldados.

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