07/08/2007 después de las
conmociones
Tras las conmociones del viernes
de dolores – las profecías empezaron a cumplirse en los meses que
aguardan a la gran traición- ojos claros pero turbios se despacha a
sus anchas en sus instintos e institutos de venganza (give
me more. Calixta la
novia que tuvo neozelandesa con su cara de kivi y su voz atiplada de
cupletista pelirroja le gritaba aquella frase imponente, Moisés bajó
del Sinaí con las tablas de la ley en mano, y yo sólo soy un pobre
mortal, mientras hacían el amor en la scullery de su piso con
derecho a cocina junto a la estación de metro de Earls Court en
Londres. Oh Emiliano dame más. Me he quedado sin tralla “Me
dejaste a buenas noches”. Calixta criticaba la forma inconsiderada
que tenía Emilio de hacer el amor y su engorde. Se había comprado
unos pantalones en Marks&Spencer que le daban un aspecto payasil
muy holgados de cintura y desde entonces le puso el mote de
Emiliano Pantalones. Eran grises como la luz de atardecer que
iluminaba su penthouse de soltero en la calle Jardin de las Flores
entre Fula y Oca Brompton Load. Tenía yo ganas de huir y me uní al
gran corro de la desbandada. Me producía una cierta tristeza Ya
verán predicas incriminatorias, precitas instancias. El personal no
quiere saber nada de nadie ni de nada. No me cuente usted su vida y
en ese grado de insolidaridad estamos llegando a los tiempos del 36
cuando los madrileños en aquel otoño sangriento se paseaban por la
Avenida del Quince y Medio (Gran Vía) donde la zona de una de las
aceras la de Telefónica estaba batida por los obuses nacionales con
un cartel en la solapa que decía: no
me cuente Vd su vida, ya me la sé.
El amor en tiempos de cólera que dijo un cursi pero yo voy a lo mío.
Me siento al volante y tira millas. Venga radiales, duro que te pego
horizontales de encintado vial de raya continua. ¿Te motiva? Es el
cansancio aquel que te afligía como cuando viajabas desde Essex a
Yorkshire. 180 millas en la A1 en tu mini de color rojo. Parabas a
tomar un café en un pimpi y a hacer pis. Cuando un pueblo es
marrano, eso queda muy consignado en los servicios de las fondas en
el camino real. Y los ingleses son unos cochinos, pero los franceses
lo son aun más y los portugueses para de contar. Todo el país es
como si le olieran los pies. Huele a Fátima y a milagro. A
melancólicas cuerdas de fado. Cierto la tristeza tiene un color no
puedo hablar no me entienden acaso sea muda. No me cuente su vida
oiga que es muy triste no venirme con milongas. Llevamos unos cuantos
años con las brigadas del amanecer haciendo de las suyas y no es el
cartero que viene a traernos un giro o una carta certificada sino el
polizonte o el comisario que llega a ponernos una denuncia y nos
ruega vellis nolis acompáñame amos anda... pero tú que te has
creído... predicas infernales... ese doctor de las mañanas de la
tele que debe ser del hopos pues lleva años y años en antena no
para de hablar de cáncer... harte el encontradizo o el advenedizo
que tú no te enteras leñes que ellos piensen lo que les de la
gana... tan tan.. ¿Quién? Abra. Un registro. Es usted ulanito de
tal.- yo soy domingo García Sabell el jefe. Tenga la bondad de
acompañarnos. Aguarde que me ataco los pantalones. ¿Puedo ir al
baño? Pues tendrá que hacérselo por el camino. Puro tramite. El
del mosquetón que te observa por la mirilla del mingitorio mientras
que tú evacuas tu vejiga. Una triste saca. Un maldito paseo al
amanecer. Billete de ida al reino del iras y no volverás. De los
sencillos y de los torpes es el reino de los cielos. Esa facultativa
de ojos claros y el culo gordo que archiva su ira y se pasa el día
entero zampándose tarrinas de chocolate. Por eso el culo se le ha
puesto como un balón. Facultad de que decía vuesa merdé. Reñidas
oposiciones y hoy tocan a fajina. El corazón amante. Caballero a sus
manos y señora a sus pies. Escucho en la distancia el largo pitido
del tren. Pican al timbre una madrugada de aquel verano en un
inmueble de la Red de San Luis y ya digo no es el lechero. Nos
devoramos unos a otros. Nos fagotizamos con tanta guerra civil.-
fotos trágicas el máuser en alto. El mono azul y la guerrera
postinera recogen mal los abultamientos de los senos de aquella bella
miliciana y un falangista en la cárcel de san Antón se le escapó
un piropo a la vista de su verduga: niña, te quiero tanto que
contigo en el pelotón no me va importar acudir al paredón, será
una muerte dulce. Subían hacia Cibeles desde el palacio de
buenavista y de gobernación las camionetas del ejército de la
verdad. Un comisario se llamaba Dapena y nos van a liquidar igual que
conejos. Fue e3l que dijo este sobra pues sí sobra claro que sí. Lo
malo es que había mucho más jefes que indios y los que maulaban y
coloquiaban que ya no se les pone Golda. En los tiempos de la gran
duquesa leonesa yo me lo monto con la señora Maqueta ale. La
Política no interesa y el que escribió el estatuto prostituto se da
aires de compinche y fuego fatuo. You
dont tell me fibs.
Pero si eso es el
placer de contra en eso precisamente está el misterio y la maula.
Mañana es domingo de ramos y arranco pa Segovia de estampida. Mis
huidos y mis circunvoluciones tienen bastante miga. El skyline de la
ciudad donde yo nací me tranquiliza pero es para ponerse muy
sentimentales sino para precaverse. ¿Vienes pa muchos días? Sólo a
las procesiones, Fuencisla. Las hermandades, los cristos rotos, el
entierro de los gascones la torre de san justo proyectando su sombra
en viernes santo contra la luna el rumor lejano de las aguas del
Rasemir, el bamboleo de los pasos un cirio que arde y otro que se
apaga al penetrar en la zona de corrientes del azoguejo que nosotros
denominábamos el arzobejo. El diablo que aparece a lo lejos con su
tridente. La banda del regimiento marca el paso y los gastadores
estallan sus botas contra el cemento de la calle. Alguien con voz de
borracho se arranca por una saeta. Sin belleza no puede haber
misterio. Tampoco cristianismo se acerca la Venus victrix con su
rozagante manto de dolorosa que porta en la mano un arrastrapeplos.
Todo esta bien drapeado por el que hizo el planteamiento pero en esta
noche hay alguien que nos estorba, las fichas parece que se mueven y
bailan los datos pero todo en esta atmósfera respira intensidad y
tiene lo que los alemanes denominan spanung.
La novela es un concepto musical y eso mismo lo tiene ahora mismo mi
ciudad. Me arrojo de cabeza me sumo en el oleaje de los recuerdos a
la busca de una cierta congruencia y del hilo de la fábula. Las
trenzas de Ariadna y su rubia cabellera las llevamos recogidas en
cintas multicolores. Me multiplico, he de hacerme ubicuo y gozar del
don de la bilocación con que el Señor favoreció a algunos de sus
determinados siervos. No he de tomar las cosas ab ovo, ni tampoco
perder la calma. Tengo que perderme en fárragos de burocracia
mientras las mucamas romanas esperan el autobús en la parada de mi
barrio cuya marquesina se ha convertido en objetivo de los
gamberretes. Lo expliqué en un artículo que este vicio moderno de
las tribus se denomina clastomanía, un vicio como otro cualquier,
tan respetable, verbigracia, como la del millonario que vive en los
chaléts de abajo, los que vierten al río y que rebusca en los cubos
de la basura y los contenedores, aquejado del mal de Diógenes,
acumular y guardar en el nido igual que las cornejas, pues eso. Ayer
le vi al viejo bajar la cuesta de los álamos subido en una bicicleta
de carreras que seguramente no mercó en la tienda, sino que es una
de los muchos testimonios de su pasión por la rebusca. Ser y tener.
Tanto tendrás tanto valdrás. Los romanos tenían una cierta pasión
ordenancista. El papado por ejemplo es una constitución carolingia y
la Iglesia como la literatura y su pasión por los cilicios y las
torturas mentales un cajón de sastre. Luego vinieron a perfeccionar
el sistema los visigodos con sus corregidores, bailíes, paciarios y
el uso del sello y el balduque en los documentos oficiales. Desde
entonces todos los clérigos son funcionarios. En realidad es lo que
debieran ser los curas. Limitarse a su misión de funerales, bautizos
y matrimonios y poner nombres en los libros de registros. Cuando se
salen de esa misión especifica ya empezamos todos a mear fuera del
orinal. Clericus del griego “kleros” que no quiere decir otra
cosa que patrimonio. Los límites son pues mucho más modestos que
nuestras pretensiones y si nos ciñéramos a la línea, si fuésemos
un poco más modestos, las cosas empezarían tal vez a ir un poco
mejor. Lo que pasa es que hasta el siglo XVIII trono y altar fueron
unidos y no andaríamos metidos en equipolencias tomistas ni de
discusiones a gritos en las salas de grados
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