lunes, 6 de noviembre de 2023

 La oración vence el miedo

domingo, 29 de octubre de 2023

 

PISAR NUESTRA CLAUSURA Al CABO DE CASI SESENTA AÑO

Estoy asomado al balcón de patio de filósofos después de más de cincuenta años bendito sea cristo pudimos rezar una salve ante la Virgen de los Tránsitos gozamos del silencio mágico de estos lugares que pisamos centenares de veces vivir es volver pero en el cristal de estos balcones iluminados por la luz del véspero se reflejaban nuestras almas tal como eran ingenias entusiastas sedientas de vivir y de aprender. El patio de filósofos seguía tal cual la biblioteca abajo donde por lo visto al hacer las obras los obreros han dado con restos romanos monedas arcos medievales el edificio del seminario está emplazado en un antiguo templo a los silenos esos dioses amorcillos que protegían los caños de las fuentes y los acueductos. Nuestra vida académica estaba de cuerpo presente en el salón de grados continuo en la planta noble y donde se leían las tesis doctorales tenían lugar las oposiciones ca canonjía bajaba la arena por el canalillo de la clepsidra mientras el ponente soltaba párrafos en latín.

Subidos al proscenio echábamos comedias de Plauto y de Shakespeare y una vez leímos entero un drama de Graham Green "León en invierno" jopé que rollo. Mr. Green era aquel inglés algo borrachuzo que se paseaba todos los veranos en compañía de un cura gallego por España a bordo de un seiscientos. Pasaba por ser un escritor católico lo leí ya de mayor y encontré que esa etiqueta le venía grande no encontré su catolicismo por ninguna parte. En aquella sala donde se conferían los títulos académicos también velábamos a los difuntos cuando alguien fallecía.

Sentí las pisadas de muchos de los nuestros autenticas legiones de novicios generaciones enteras de escolares que atravesaron aquellos pasillos desde que se abrió como Casa de la Compañía y noviciado por orden de una hermana de Felipe II bienhechora y fundadora de aquella institución cuyo retrato figura en el presbiterio lado de la epístola frente a la del propio rey (ambos retratos están blancos, no fueron acabados les falta el toque de pintura final)

Bajando al refectorio parecía como si muestras papilas empezaran a jugar al tute despertadas por el hambre y aquel grato tufillo a café con leche del "lentaculum" (desayuno) o el agrio olor vivificante del chicharillo de la cena, las papas viudas de cuaresma el vinillo de viernes y las indefectibles tres "marías" acompañadas de agua y de queso americano de la merienda. La verdad es que aquel queso de Kentucky sabía a rayos pero nos hartamos de leche en polvo. Decíamos ayer. ¿Qué decís, hijos? Sí, decíamos ayer y es como si toda la comunidad (más de quinientos comensales) comenzase el almuerzo o prandium. El presidente daba una palmada decía Benedicamuns domino y por todo el recinto estallaba una agitación de voces sonidos de cucharas y de vasos. Hablar durante las comidas era excepcional. El común de los días escuchábamos la lectura edificante del lector de semana que subido a un púlpito nos recordaba el santo del día del martirologio. Todas las reseñas acababan con la misma muletilla y en otras muchas partes otros muchos santos mártires confesores y santas vírgenes. Mientras atacábamos aquellos cocidos de garbanzos saltarines nos empapábamos de las novelas de Julio Verne y Emilio Salgari y estábamos deseando de bajar a comer para seguir las incidencias del próximo capítulo de estas novelas de aventuras a través de los cuales nos iniciamos en el gusto por la literatura. Decíamos ayer. Sí decíamos ayer. Ha pasado algo más de medio siglo. Sin embargo de vez en cuando los recuerdos no eran tan agradables.

-Aquí fue- dijo Valdivieso señalando una columna del pasillo- sí aquí fue

-¿Qué pasó?

-El prefecto don Marciano me pegó las dos hostias más bien dadas que he recibido en toda mi vida

-Algo harías

-Coger un par de galletas y meterlas en el bolsillo del mandil para comerlas cuando me diera hambre.

Valdivieso era el primero de la clase pero eximio por sus "golpes" y genialidades. Todos los profesores le tenían buen concepto excepto el bueno de don Marciano dios lo bendiga que no se casaba con nadie y de vez en cuando sacaba su mano gorda como un tocino a pasear. Aquellas galletas también las probamos unos cuantos además de Valdivieso y el dolor aun nos está escociendo de la marca que dejaron los dedos de tan disciplinario prefecto en nuestras mejillas.

Fuimos los últimos de una larga generación. Con nosotros se acabó el latín. Agotamos la fuente Castalia y la maravillosa trabazón intelectual del Trivium y el Quadrivium y las artes medievales y entraron las vernáculas. Creo que cercenaron una parte importante  de la universalidad de la iglesia con esas rúbricas del Vaticano II pero había que adaptarse al espíritu y la letra de los tiempos nuevos. De algún modo fuimos unos privilegiados porque aquellos años aquellas enseñanzas aquellas preces aquellas anécdotas y conversaciones chuscas en los corrillos marcaron a fuego un espíritu indeleble de pasión por la verdad el bien la justicia que nos acompañará hasta el fin de nuestros días.

Asomado al patio herreriano bello y congruente y la arquitectura hecha silogismo yo recordaba otros fulgores otros anhelos y volvía a recorrer sendas y pasos perdidos sendas y pasos de mis pensamientos de mis coloquios con Cristo. Supe que mi destino era la cruz. O buen Jesús ayúdame a portar tu cruz salvum me fac (sálvame) y ahora resuenan en mi memoria aquellas salves a Nuestra Señora de los Tránsitos y las inefables sabatinas del mes de mayo. Tomad Virgen pura nuestros corazones no los abandones jamás.

-¿Sabes una cosa? - me dijo Olmos- yo ahora voy poco a misa.

-Ya te las dijeron y las oíste todas en abundancia cundo niño.

En estas observaciones me di cuenta de que es bueno rezar que Dios salva y cura y protege y aquella Virgen a la que con tanto ahínco venerábamos debió de interceder y apiadarse sacándonos a nosotros pobres "pipis" descarriados de las fauces del león y de las garras de nuestros enemigos. La luz de la tarde penetrando por el gran rosetón  zaguero doraba las columnas salomónicas del altar mayor, el tabernáculo relucía como un ascua de oro entre pámpanos y ángeles sonrosados y mofletudos una verdadera gloria del arte barroco. San Frutos con su cayado en la mano de peregrino de Dios y un gran librote de Escrituras se quedaba prendido entre las barbas patriarcales que se derrumbaban en cascada sobre su escapulario 

San Luis Gonzaga nos sonreía de rodillas embutido en su sobrepelliz en lo que tomaba la comunión. San Alfonso Rodríguez el humilde portero de aquel convento nos daba su bendición sed buenos majetes a ver cómo os portáis y san Francisco de Borja al descargar el ataúd de la emperatriz Isabel en Granada (era la más hermosa mujer de Europa) con su dedo índice apuntadnos desde lo alto del cuadro de Claudio Coello nos descubría las esenciales verdades del existir amonestándonos con lecciones del meditatio mortis:

-Ved en qué paran las glorias del mundo con todas las enseñanzas del trívium y el cuadrivio.

-Vámonos chiquitos

-No somos nadie.

- Hasta el año que viene.

-Si Dios quiere y hasta que san Frutos se determine a pasar la hoja.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 6 de octubre de 2023

BELONA ESPOSA DE MARTE

 


 

PLUMÍFEROS SERVILES

 

Plumíferos serviles

Cinturas alógenas

Voy paso a paso

Surcando los días

Feliz en mi vejez y en la protesta

Salto en cuclillas rabiones y remansos

Han llegado los hombres del crepúsculo

Que parlan una algarabía incomprensible

Mozos rapagones

Comentaristas de lo evidente

Repetitivos

El harpagón a punto de estos esbirros

Brutal encono

En mi silencio me refugio

Novelistas chatarreros

Trotan por Pontevedra

En las fiestas surgen violadores en cuadrilla

Curo contra ellos

Mi degradación alcohólica

Narrando guerras preventivas

Barateros instalados en la mojiganga

Juegan al mus televidentes de las tardes vacías                                                                                                                                                      

 SECHSTER OKTOBER HEILIGER BRUNO DEUTSCHER MÖNCH, DER DIE KARTUSIEN GRÜNDETE

SAN BRUNO BRUDER, WIR SIND gestorben. Bruder, den wir schon kennen. Einige Überlegungen zum Fest des glorreichen Heiligen Bruno Sile et psalle, halt die Klappe und singe; Die Kartäuser übernahmen die Warnung des Predigers als Lebensregel. Erst heute, am Fest des glorreichen Heiligen Bruno, dürfen diese Mönche in den Salon gehen und sprechen. Es handelt sich um einen der Mönchsorden, der der lateinischen Kirche den größten Ruhm verlieh. Sein Gründer, ein deutscher Domherr von Köln und Propst der Kathedrale von Reims, ein Mann, der in deutscher Konstanz und französischem Know-how verankert ist und die Intrigen der vatikanischen Politik oder die unaufhörlichen Diskussionen der Sorbonne-Meister Peter Abaelard und Berengar aufgegeben hat, mit Sechs von Seine Schüler zogen sich an einen steilen und unzugänglichen Ort in Grenoble zurück und errichteten dort im Jahr 1085 ein Kloster, das bis heute besteht. Auch in der Kartause Miraflores Burgos mangelt es nicht an Berufen, ein Problem, das für die westliche Kirche typisch ist. Was ist das Geheimnis? Psile et salle besingt die Wunder der Schöpfung, betrachtet die Sterne, erfährt, dass der Mensch vergeht, Gott aber nicht, ein ganzes Rezept zur Heilung der Übel unserer Zeit mit so vielen redseligen Politikern, mit so vielen Bischöfen, die nicht wissen, was sie sind Er sagt, auch wenn sie sagen, was er nicht weiß, so viel Betrug, so viel Lobbyismus, so viel Lügen. Eitelkeit der Eitelkeiten. Bruder, wir müssen sterben, Bruder, wir wissen es bereits. Die Sense des Todes hört nicht auf, das Gras zu mähen, der Heuhaufen des Todes sammelt weiterhin Köpfe an. Schau, Mann, du Narr, deine Kleinheit, du bist nichts. Heben Sie Ihre Arme in Kontemplation, singen und beten Sie, Gott ist oben, kontrollieren Sie Ihre Zunge. Paradoxerweise ist Bruno de Hartenbuschs Rezept für ein langes Leben bewundernswert (für die Menschen von heute nicht zu vernachlässigen, wenn es darum geht, ins hohe Alter zu gelangen). Die Mitglieder dieses Ordens beenden normalerweise ihre jahrhundertealten Tage. Darüber wird eine Anekdote erzählt. Papst Alexander VI. berief eine Kartäuserkommission ein, um die Härte der Kartäuserherrschaft zu unterdrücken, sie schmecken kein Fleisch, sie essen einmal am Tag und fasten jeden Freitag im Jahr auf Brot und Wasser, der jüngste der Abgesandten war 96 Jahre alt. , der Rest waren über hundert. Daher wird erklärt, dass Cartuxia nie reformata quia numquam deformata wurde (die Kartause wurde nie reformiert, weil sie nie deformiert wurde). Sie leben in Einzelzellen und müssen alle einen Garten haben. Die einzige Brotzeit, die sie bekommen, kommt aus den Händen des Handwerkerbruders, sie treffen sich nur zur Vesper um Mitternacht und zur morgendlichen Klostermesse. Der heilige Bruno war ein Hellseher, er übernahm die Normen des östlichen Einsiedlertums und des westlichen Mönchtums, aber seine Regel hat nichts mit dem heiligen Basilius oder dem heiligen Bernhard zu tun, denn im Klosterleben der Zisterzienser gehen sie immer zusammen, um zu beten, zu arbeiten und sogar zu schlafen viele Probleme verursacht hat, oder der heilige Benedikt mit seinem Fleißgelübde die Klöster nicht ändern kann. Bruno änderte seinen Namen, nachdem sein Freund Papst Urban II. die berühmte Kartause Kalabrien gegründet hatte. Freuen wir uns über seine Feier und beten wir zum Heiligen, er möge uns von all den Übeln befreien, die durch übermäßige Redseligkeit entstehen, eine wahre Geißel heute aufgrund der sogenannten sozialen Netzwerke, die, unbeschadet ihrer bewundernswerten technologischen Errungenschaften, in dem Wunsch danach stecken kommunizieren, nicht kommunizieren. . Inmitten der siegreichen Digitalisierung lassen die Menschen nicht locker.

 

SEIS DE OCTUBRE SAN BRUNO MONJE ALEMAN QUE FUNDÓ LA CARTUJA

 

SAN BRUNO HERMANO MORIR TENEMOS. HERMANO YA LO SABEMOS. Algunas consideraciones en la fiesta del glorioso san Bruno

 

Sile et psalle, cállate y canta; la advertencia del Eclesiastés adoptaronla los cartujos por norma de vida. Sólo hoy en la fiesta del glorioso san Bruno se les permite a estos monjes ir al locutorio y hablar. 

Es una de las órdenes monásticas que más gloria dieron a la iglesia latina. Su fundador un alemán canónigo de Colonia y preboste de la catedral de Reims un hombre abroquelado en la consistencia alemana y el saber hacer francesa, abandonando las intrigas de la política vaticana o el discutinio incesante de los maestros de la Sorbona Pedro Abelardo y Berengario, con seis discípulos suyos se retiró a un sitio escarpado e inaccesible de Grenoble y allí construyeron un monasterio 1085 el cual sigue funcionando al día de hoy. 

En la Cartuja de Miraflores Burgos tampoco faltan vocaciones, mal endémico de la iglesia de occidente. ¿Cuál es el secreto? Psile et salle canta a las maravillas de la creación, contempla las estrellas, aprende que el hombre pasa pero Dios no, toda una receta para curar los males de nuestros tiempos con tanto político parlanchín, con tanto obispo que no sabe lo que dice aunque diga lo que no sabe, tanto chanchullo, tanto cabildeo, tanto mentir. Vanidad de vanidades. 

Hermano morir tenemos, hermano ya lo sabemos. La guadaña de la muerte no para de segar la hierba, el almiar de la muerte continua acumulando cabezas. 

Mira hombre, insensato, tu pequeñez, no eres nada. Alza los brazos en contemplación, canta y reza, Dios está arriba, controla tu lengua.

 Es admirable la receta de Bruno de Hartenbusch paradójicamente para vivir mucho (nada desdeñable para la gente de nuestros días cuando de lo que se trata es de alcanzar la edad provecta). 

Los miembros de esta orden suelen acabar sus días ya centenarios. Una anécdota se cuenta al respecto. El papa Alejandro VI convocó a una comisión de cartujos para suprimir la dureza de la regla cartujana, no prueban la carne, comen una vez al día y ayunan a pan y agua todos los viernes del año, el más joven de los emisarios tenía 96 años, el resto pasaba de los cien. 

Por ende, se explica Cartuxia never reformata quia numquam deformata (la cartuja nunca se reformó por jamás se deformó). Viven en celdas individuales y todos han de tener un huerto la única colación la reciben de manos del hermano utilero por torno, sólo se juntan para las vísperas a media noche u para la misa conventual mañanera. 

San Bruno fue un clarividente adopta las normas del monaquismo oriental eremita y del occidental pero su Regla no se relaciona ni con la san Basilio, san Bernardo porque en el cister la vida conventual siempre van juntos para rezar para trabajar e incluso dormir dio lugar a muchos problemas, o san Benito con su voto de asiduidad, no pueden cambiar de monasterio. 

Bruno sí cambió llamado por su amigo el papa Urbano II fundó la famosa cartuja de Calabria. Alegrémonos en su fiesta y roguemos al santo que nos libre de todos esos males desencadenados por la locuacidad excesiva, verdadero flagelo a día de hoy por las redes llamadas sociales, las cuales, sin menoscabo de sus admirables consecuciones tecnológicas, en el afán de comunicar incomunican. 

La gente en medio de la digitalización triunfante no para de darle al dedito.