miércoles, 14 de abril de 2021
lunes, 12 de abril de 2021
domingo, 11 de abril de 2021
ROSQUILLAS DE PALO ESTOS PUEBLOS DE SEGOVIA ERAN LA OSTIA
Lunes de Pascua, día de pedir la rosquilla
La rosquilla es el símbolo por excelencia de las tradiciones de Pascua. Se ofrecían a los Santos, se regalaban, se pedían, se bailaban, se rodaban…
La elaboración de estas rosquillas, llamadas también de palo, cantero o de topán; tenía lugar en Cuaresma y duraba varios días. El primer día por la mañana las mujeres preparaban la masa, que constaba básicamente de huevos, harina, manteca de cerdo, azúcar, anises, aguardiente, canela y zumo de limón y naranja. Por la tarde-noche, cuando los hombres volvían de las tareas del campo, ayudaban a ‘bregar’ la masa, pasándola repetidas veces por el cilindro o briega, y se daba forma a las rosquillas. A los chiquillos, mientras tanto, nos tenían entretenidos con un trozo de masa, al que manoseábamos, dándole forma de pajarito o lagarto y que de tanto manipularlo acababa con un color grisáceo, que contrastaba con la masa blanquecina de las rosquillas.
A la mañana siguiente, se ponía a cocer en un caldero, o cazuela grandeagua con unos saquitos de anises y se ‘sancochaban’ o ‘sancocían’ (así se le llama a esta forma leve de cocción). Las rosquillas bajaban al fondo del caldero y cuando subían a flote se sacaban con un palo que tenía una punta en el extremo; se dejaban enfriar, se hacían unos cortes (que luego en el horno abrían al cocer) y se bañaban con clara de huevo, para darles el brillo característico.
Por la tarde, se preparaba el horno, se calentaba con piñas y ‘haces de ramera’ (ramas de pino secas) hasta que los ladrillos del horno se tornaban de un color blanquecino; después, con el ‘hurgonero’ (palo largo con un hierro curvado en la punta) se recogían las brasas barriéndolas con el ‘barrendero’ y colocándolas en un lateral.
El lunes de Pascua, los chiquillos íbamos a recoger la rosquilla en casa de los padrinos y volvíamos a casa con ella colocada en la muñeca a modo de pulsera y como símbolo de buena suerte
Para comprobar la temperatura se metían cáscaras de huevo blancas y se tapaba el horno durante cinco minutos. Cuando se abría, si las cáscaras estaban quemadas, había que enfriar el horno con las ‘bragas’ (trapos mojados atados en la punta de un palo largo o varanguel). Se repetía la misma operación hasta que las cáscaras de huevo se veían de color dorado, señal de que el horno estaba listo. Entonces se colocaban las latas con las rosquillas en el interior, se cerraba y la encargada de hornearlas se santiguaba, y mirando hacia la boca del horno dibujaba una cruz en el aire diciendo:
-“Dios te crezca y te florezca y te libre de las manos de una puerca”.
Cuando volvían a abrir el horno y se veían las rosquillas abiertas y doradas por la clara de huevo, ¡eso era gloria bendita!
Se dejaban enfriar y se guardaban después en cestos, donde se envolvían con sábanas blancas. Unos días después se decoraban con azúcar, que se molía con una botella a modo de rodillo, y se batía con clara de huevo y limón para hacer el glaseado. Luego se pintaba con una rama fina de sarmiento y una vez secas, se guardaban y se ponían a buen recaudo, porque estaba prohibido comerlas antes de Pascua y esto avivaba la intriga y la curiosidad de la chiquillería por buscar el tesoro escondido y picotear algún cantero en época prohibida.
Hoy en día, muchos hornos de leña han desaparecido y ya no se hacen estas tareas en las casas, pero siguen realizándolas a la manera tradicional algunos comercios; en mi zona, por ejemplo, la panadería Vacmar, de Fuentepelayo, que regenta Casti Vaca y puedo dar fe de la exquisitez con que cada año me devuelve los sabores de mi infancia.
El día cumbre de exhibición de éste dulce era el Lunes de Pascua, que antiguamente era festivo. En este día se subastaban las rosquillas ofrecidas a los Santos de la iglesia. Entre ellas, destacaba la manga de rosquillas, elaborada por la mayordoma (mujer del mayordomo; ya que en la Cofradía todos los cargos eran masculinos); así se hacía en mi pueblo, Pinarnegrillo, que es el caso que mejor conozco. La manga consiste en un adorno de tela que, sobre unos aros y con forma de cilindro acabado en cono, cubre parte de la vara de la cruz de algunas parroquias. Esta se forraba con una tela o sabanilla a la que se cosían rosquillas, naranjas y limones. En el remate, debajo de la cruz, se colocaban tres rosquillas, dos naranjas y dos limones, que iban destinadas al llevador o llevadores de la manga, que procesionaban en el ‘Encuentro’ con la comitiva que acompañaba a la Virgen del Rosario. La elaboración y el gasto resultaban costosísimos para la familia del mayordomo que se encargaba de hacer y decorar las rosquillas; adornar la manga y en muchos casos ofrecer dinero y quedarse con la ofrenda por falta de postores. La subasta se pregonaba al grito de:
¡¡Rosquillas, naranjas, limones de Nuestra Señora, ¿quién hace mejora?!!
Las fotos que adjunto corresponden a principios de los 90, en un año en que en una ocasión excepcional se reinstauró el ritual.
Se pujaba también por las rosquillas ofrecidas al resto de los Santos, de menor cuantía y colocadas en cestas en cada uno de sus respectivos altares.
La tarde del lunes, que era día festivo, los mozos ajustaban en la taberna el vino que consideraban que iban a beber y allí se comían las rosquillas entre cantos y bromas; algunas veces criticando a las mozas, según la rosquilla que les habían dado
Las imágenes que procesionan, aún hoy en día, en muchos de nuestros pueblos son la Virgen del Rosario y el Niño de la Bola. En muchas localidades, como me contaron en Vallelado, la imagen de la Virgen salía en la procesión con una rosquilla en la mano del niño, de igual modo sucede en Turégano. Además son muchas las referencias a la ofrenda de rosquillas en las procesiones del ‘Encuentro’, encontradas en libros de cofradías de la provincia, según recoge Fuencisla Álvarez en su libro ‘Danza y Rito en la provincia de Segovia’, y documentadas, al menos, desde el siglo XVII.
El domingo de Pascua, también aparecían en las fachadas de las casas, que estaban recién encaladas, una decoración de círculos, pintados con la hierba fresca de la rociada de la mañana, y que se denominaban ‘rosquillas’. Nadie se atribuía la autoría de esta fechoría; unos acusaban a los mozos, que iban a tocar las campanas a media noche y celebraban con alegría y alborozo el final de la triste Semana Santa:
“Levántate, sacristán
Levántate, perezoso
Que ha resucitado Dios
La alegría de los mozos”
(copla recogida en Bercimuel)
Y los muchachos, a su vez, echaban la culpa a las mujeres que, de madrugada, iban a rezar el calvario a la ermita y volvían anunciando la mañana de Pascua.
El Lunes de Pascua, los chiquillos íbamos a recoger la rosquilla en casa de los padrinos y volvíamos a casa con ella colocada en la muñeca a modo de pulsera y como símbolo de buena suerte. Hasta los años 30, las niñas sólo tenían madrina, que representaba a la madre, ya que ésta no podía asistir al bautizo. Sólo los varones tenían padrino y madrina, que generalmente, serían luego los padrinos de boda.
Otras costumbres, entre la chiquillería, que aún se conservan en algunos pueblos de la provincia, eran rodar estos símbolos pascuales; rosquillas, naranjas y huevos (cocidos y teñidos con rubia) y comerlos después. Costumbres difíciles de mantener en nuestro mundo rural, cada vez más desgarrado por la despoblación; y que es necesario conservar y transmitir; y que los pueblos conozcan sus tradiciones y no busquen o tomen prestadas costumbres, cuando disponemos de un patrimonio inmaterial tan rico.
Los mozos también recorrían el pueblo el lunes por la mañana, recogiendo las rosquillas en casa de las mozas, portando varas o garrotas donde las ensartaban. El día anterior, primer día de Pascua y primer día de baile, no había moza que se quedase sin bailar, ese día sacaban a todas, esperando al día siguiente recibir rosquilla de cada una de ellas, y las mozas quedaban advertidas de que si no daban la rosquilla a los mozos, ninguno las sacaría a bailar o las rondaría; o peor aún, le ‘sacarían cantares’ malsonantes en la ronda o le pondrían de enramada a la ventana la calavera de algún animal, o algún cardo seco.
Adjunto una foto de Lastras de Cuellar, de este día, y esta costumbre, que me parece muy representativa y que se muestra en el libro ‘Lastras de Cuellar, historia de un pueblo y sus gentes’, editado por Enrique del Barrio.
Como los mozos llevaban también instrumentos de ronda, guitarra, botella, almirez…, en algunas casas les pedían que cantaran y bailaran; como reza la copla, aprendida de Laura López Fraile, natural de Vallelado;
“Si me das la rosquilla
De buena gana,
Echaremos un baile
Por la mañana”
La tarde del lunes, que era día festivo, los mozos ajustaban en la taberna el vino que consideraban que iban a beber y allí se comían las rosquillas entre cantos y bromas; algunas veces criticando a las mozas, según la rosquilla que les habían dado. Lamentablemente la mayoría de las coplas que nos han llegado no son alabando las virtudes de las rosquillas, sino todo lo contrario y en muchos casos manifestando algún enfado con alguna moza en concreto. Estas dos coplas que cito a continuación están cantadas a modo de despedida de ronda, canto melismático, muy típico de la zona de Cuellar y Tierra de Pinares, recogida en Megeces (Valladolid) al tío Parrina, por Paco Díez y Salvador Cacho:
“La rosquilla está en el arca
La enramada en la ribera
Si no das vuelta a la llave
No corta la podadera”
“La rosquilla que me diste
La amasaste con el culo
La enramada que te ponga
La calavera de un burro”
O estas otras, recogidas por Pablo Zamarrón en el Carracillo:
“La rosquilla que me diste
No la pude terminar
Se la eché a la vaca roja
Y la pisó en el corral”
“La rosquilla que me diste
No tiene sal ni manteca,
La enramada que te puse
Era de una zarza seca.”
“Allá va la despedida
La que echó Cristo a los pollos
Si no nos das la rosquilla
Que te lleven los demonios.”
jueves, 8 de abril de 2021
EL BUEY MUDO
TROTERAS Y DANZADERAS
Antonio Parra
“Han llegado irlandesas” escribe Quevedo en carta a un amigo. El autor de los Sueños era buen espadachín. Su pluma a veces sarcasmo químicamente puro cortaba igual que un estilete. Y debía frecuentar los garitos, abundantes en Madrid casi desde sus comienzos. Cuando habla de la casa donde no se come ni se bebe en las Zahurdas de Plutón creo que estaba aludiendo a la Casa del Tócame Roque. Este lugar en la villa era toda una institución. Tenía muchas puertas y era difícil de guardar. Lógico. Estuvo abierta y funcionando al lado del mercado de San Antón hasta bien entrado el siglo XIX. Era casa de chispas y de chisperos. Fragua del viento. Brasas encendidas del amor airado.
Yo creo que el que quiera controlar la prostitución en este Madrid castillo famoso quiere arar en el mar. Ponerle puertas al campo. Claro es que entiendo en parte los bandos del alcalde Gallardón y los buenos arbitrios y desvelos de la señora Botella para meter en vereda a los clientes de estas pobre magdalenas que en este mundo pecador han sido, fueron y la que te rondaré morena pues eso no tiene solución.
Ahora bien muy cierto es que Madrid se ha convertido en una gran casa del Tócame Roque. La quemaron los franceses y un dos de mayo de aquel falansterio salió todo el heroísmo de la exaltación popular que alzó a España contra Napoleón. Majas y chisperos peleando contra los mamelucos y polacos de Murat. Y Agustina de Aragón todo el temple y paradigma del espíritu nacional acabó sus días mal después de haber tenido que ejercer en Barcelona el oficio más viejo del mundo. España a veces es desagradecida a veces con sus mejores hijos pues eso está ya en el Cid. Castilla face sus hijos y los desface. ¡Dios qué buen vasallo si hubiese buen señor!
San Agustín defendía a las meretrices diciendo que ellas son un poco el baluarte de la república. De niño oí decir que el cariño ni se compra ni se vende. Un axioma que he encontrado falso para mi desilusión al correr de los años pues hoy todo tiene un precio y el puterío mayor no sale a la calle a hacer la carrera sino que se encierra en los altos aposentos del poder. Cristo bendito andaba siempre rodeado de publicanos y pecadoras. Magdalena fue la única mujer por la cual se dejó tocar. Sólo Pedro y ella tuvieron el privilegio de lavar los pies al Salvador. Los fariseos y sacerdote, los puros, los incontaminados, toda esa gente que dan en llamar de buen tono y de bien -los políticamente correctos- los que a lo mejor no se van de putas en su vida o, si echan una cana aire, no lo harán concejeramente sino en el mayor de los recatos, tienen mucho más peligro. Que no se diga. Que no se sepa. Si no pueden ustedes ser castos, sean al menos cauto recomendaba el general Camilo Alonso Vega a los guardias civiles, recibieron del Señor todas las reprobaciones. Les llamó raza de víboras y sepulcros blanqueados. Con una sentencia libró Jesús a una pobre mujer de ser dilapidada por los judíos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y a ellas las liberó. Amasteis mucho pecaseis menos. Los hervores de la naturaleza a veces son incorregibles
Izas rabizas y colipoterras. Ninfas del canto y del cantón, daifas puñeteras, saludadoras del amor que trotan y danzan castigando el firme de las aceras. Contoneos y meneos de diguidón. Madre mía qué retaguardia. ¿Y todo eso es tuyo, nena? Ya ves compañero todo me lo dio Dios. Y si Él nos lo dio y no nos lo quitó es para que lo pongamos en circulación. Vale. Vale. Ya estamos Cuando yo iba a trabajar me las encontraba en el camino al pasar por la calle la Cruz. ¿Qué subimos un ratito? No, prenda; hoy no que ando algo alcanzado de tiempo y de dineros. Otro día. Me pedían un cigarro y se lo daba y ellas lo que me daban a mí era compasión. Claro que las troteras danzaderas del Fontán ovetense y de la galdosiana calle la Cruz pues ya había allí un convento cárcel de amor en el siglo XVI nada tiene que ver con esos monumentos que se ven por Madrid en los pródromos de la vigésima primera centuria.
¿Y que será que el lenocinio se sitúa siempre frontero o al costadillo de las iglesias, las ermitas, las catedrales y las casas de oración. Este fue el caso por ejemplo de la calle del Caballero de Gracia hermoso reclinatorio y humilladero católico donde el Santísimo está expuesto doce horas al día pues en tiempos hasta que se convirtió el caballero que la donó a los frailes fue casa a la malicia. Debe de ser su sino pues por allí siguen pasando las “reinas” de la calle La Montera.
Y la Casa de Campo es un escándalo. Horrísono espectáculo aunque las hermosas Venus negras traídas desde Nubia las pecadoras hijas de la Reina de Saba la que hizo pecar a Salomón, pupilas rubias de Afrodita, llegadas desde Rusia con amor del otro lado del Amazonas y al sur del Niger nada tengan que ver con aquellas cantineras de A mí la legión que yo conocí pero nunca probé cuando estaba en la mili más que por virtud todo sea dicho por miedo a coger unas purgaciones. Cuando estábamos en el Fijo de Ceuta ni las hacíamos caso.
El ejercito español es una tradición en nosotros llevaba una retaguardia de estas princesas consuelo de los guerreros. Hasta cobraban dietas por los desplazamientos cuando la tropa iba de maniobra. Aquellas las pobres eran feas. Sin embargo estos arrimos de las eslavas que trotan por las orillas del lago de la Casa Campo nada tienen que ver con aquellas “madres” de nuestra juventud. De Echegaray o el Cerro la Plata.
Ama y haz lo que quieras. Cristo bendito las condonó la deuda porque los pecadillos del amor siempre se perdonan. Los que se cometen contra el Espíritu Santo esos ya no. Vivimos angustiosos tiempos de pressura gentium no sirve darle vueltas. Son los días de la Gran Meretriz. Se va arrastrando la Gran Culebra. Pero estas pobrecillas mujeres que vienen a España engañadas a mí me parece que no pecan. A veces pienso que la peor fornicación no es la del cuerpo sino la del corazón como la de los fariseos. La de las feministas montunas con ese espíritu contumaz de odio al hombre. De destrucción de la familia. Ellas pecan contra el Espíritu porque profanan el sagrario del amor.
Él se quedó con nosotros hasta el fin de los siglos. Siempre tendréis pobres. Y putas se sobrentiende. Ay magdalenas de mi vida y me corazón. Yo también os perdono pero a esa tía que sin serlo o sin parecerlo es la gran daifa del desamor quae in cátedra pestilentiae sedes y que me llamo buey ayer por la mañana, pues tampoco. Y buey soy. Bos mutus como el Angélico al que me gustaría parecerme de alguna manera. Y me hace la vida imposible convirtiéndome en blanco de todos los dicterios (el espíritu del odio es mucho más temible que el de la fornicación) a esa creo que no la perdonaré. Que te perdone dios o doña Ana Botella. El poder toca moqueta. Les tengo mucho más miedo a esa señoras con aire pudibundo que parece que no han roto un plato ni echaron un polvo en su puta vida pero que nos están jodiendo mentalmente a todos, no paran de joder en el mal sentido que tiene en castellano este verbo constante en labios españoles, que a todas esas mercenarias y esquineras de cantina. Tirso ya lo decía. Si la naturaleza les hubiera dado armas a las mujeres no sé lo que sería de la humanidad. Don Tirso de Molina que como buen fraile conocía el percal - y estos conocimientos no los adquirió en el confesionario sino por otros caminos- sabía bien lo que se decía y yo le entiendo aunque nunca me considero un misógino. No se refería a estas pobres magdalenas generosas hasta lo indecible pues ofertan su cuerpo y acaso su alma en la entrega los siete dones de la mujer. Sino a esas feministas que han renunciado a ser madres pero hacen tortillas, pústulas del odio. Su flujo vaginal empaña la vida y llena el mundo de miasmas. Funcionarias de vía estrecha, gente de viso en apariencia y siempre por la derecha. Se acerca un tiempo de purificación. Van a andar muy pronto más derechas que un huso. Esas son las putas que más me preocupan. No las de la Casa Campo ni las de la Montera. Han llegado irlandesas, rusas, japonesas, polacas, colombianas, polinesias. Madrid es un revoltijo de ninfas del amor. Hijas mías de mi vida. Nunca me pude imaginar que cupiesen tantas en tan poco sitio. Su número debe de superar las doscientas mil, pero ellos son el testimonio de la gran conspiración, el señuelo de los negreros y de las mafias explotadoras que trafican con carne joven y fresca. A esos mirlos era a los que había que meter mano. El trato torpe es fómite. Se peca y propaga cual la peste. Pero el cohen internacional y globalizado es muy listo. El trato torpe mueve millones y millones y ellos cantan en un nido y empollan los huevos en otro. Saltan de país a país. Hoy no hay fronteras.
Hipócritas, taimados, raza de víboras que clamáis contra la prostitución de las pobres mujercilla que este invierno se arrecirán por la Gran Vía. Sin embargo, nada decís de las de alto standing. No hay más que echar un vistazo a nuestros periódicos. Los anuncios de masaje son el fundamento financiero y fuente de ingresos por publicidad de las publicaciones españolas. Y de los curas ya ni se hable. Para ellos quedaron reservados los mejores bocados. Acabo de leer los Diálogos de Mercurio y Carón que junto con la Lozana son una verdadera prueba de que Roma pudo ser la gran P
Putana que deslumbró a Lutero y habiendo consultado los archivos de Arévalo allí queda constancia de que en nueve parroquias que había en la villa todos los nueve párrocos, arciprestes, excusadores y coadjutores todos tenían moza. Criadas jóvenes y cojonudas. Algunos de estos clérigos ni lo disimulaban siquiera. No la llamaban ama. La decían la parienta a secas y sin ningún rebozo.
La cosa no tiene enmienda. Ay Señor. Señor. Izas y rabizas. Hijas mías de mi vida reinas absolutas de mi corazón. Visitar ermitas. Recorrer monumentos. Doña Ana del alma mía Botella y botellón. Gallardón con su cupiditas aedificandi y el Faraón que quieren quitarnos las buenas para que nos vayamos con las malas. Pues en verdad en verdad os digo que la mayor casa de putas está en nuestra televisión. Y ahí tenemos a media tarde cuando los niños vienen del cole a la Schilichting de la Cope haciendo hablar a la sexóloga de erecciones, de sexo anal y de múltiples copulaciones o de la masturbación en general. Con condón. Jope y esa emisora la pagan los curas. ¿Sepulcros blanqueados? Tanto no diría yo pero que existe una doble moral sí. O que la moral ha cambiado. Antes era todo pecado. Ahora todo vale. Son los tiempos de la Gran Barragana que reina con su cetro de desamor sobre el escabel del dinero y la lujuria.
Kyrie, eleisón. Amén
miércoles, 7 de abril de 2021
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