martes, 26 de mayo de 2020

TESOROS BIBLIOGRAFICOS DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA

Mis enemigos me acusan de vivir en el pasado, yo tengo un pasado presencial porque la historia va detrás de las ideas a la cual predicen y no postergan. Vivo en el presente sin olvidar lo que dejamos atrás. La historia es maestra de la vida.
 Es el cornisamento de la arquivolta los pliegues y circunvoluciones del ir y venir. Hace unos cuantos lustros y de la mano del archivero don Hilario Sanz un sacerdote de feliz memoria me perdí en el abismo que guardan los fondos seculares del Tesoro Cardenalicio. La iglesia siempre propuso el arte como una palanca de mejora de las costumbres y elevación de las conciencias mirando al cielo (filocalía) alejándose de las cosas rastreras de la tierra. La pintura y sobre todo la música son la medicina del alma. Encontré “Vergel del consuelo filosófico” de Boecio inscrito en catálogo el 21 de febrero de 1497 embonada con piel de carnero tapas de fierros mudéjares.
El Liber Decretalium del papa Bonifacio VIII.
Tractatus de judiciis et tortura reorum mortis de Bruno San Severino. Son suplicios que hoy están excomulgados por su fuerte implicación medieval. Eran frecuentes en los pasados siglos. Ahora bien, los hombres siguen torturándose unos a otros psicológicamente
Manual de los sacramentos de la iglesia segoviana. En el rito segoviano quedan desinencias y oraciones litúrgicas procedentes del antiguo misal hispano visigóticos que algunos denominan mozárabe.
Un incunable De antiquitate judeorum por Flavio Josepho. 1380
El libro de los acueductos por Sextus Francus.
La Santa Hermandad disposiciones disciplinarias, obra con data fundacional de los que llamaban mangas verdes 1486. Se cree fuera su autor el duque de alba Fernando Álvarez de Toledo.
De vita beata obra del alumbrado Juan de Lucena 1483 en el que se incluye un dialogo entre Juan de Mena el marqués de Santillana y el converso Alonso de Cartagena recién bautizado y preconizado arzobispo de Burgos. Libro interesante puesto que exalta la preeminencia del cristianismo sobre las otras dos religiones monoteístas. Pablo Santamaría antiguo cohén o alcalde  de la aljama burgalesa y recién convertido escribe el prologo.
Alonso de Madrigal todas sus obras que ocupan diez estantes. Incluye los escritos de este fraile dominico que llegó a alcanzar la mitra de Ávila sobre san Mateo año 1491 y El veto contra los judíos tridentinos o padres que hablaron en el concilio de Trento a favor de los conversos”.
Obra bellísima fue (yo lo tuve en mis manos) el misal del obispo Arias Dávila. Los misales y devocionarios personales eran muy apreciados en la Edad Media.
Petrarca tiene un libro en estos plúteos venerables del cabildo segoviano: “De remediis utriusque fortunae” que se tradujo al castellano como tratado sobre el tiempo de tribulación.
Sin consultar estos libros no se puede entender el tiempo de los Trastamara con la importancia que tuvo Enrique IV el rey segoviano protector de las letras y las artes al cual tanto calumniaron los nobles conversos.
Hay un libro de medicina que trata sobre pandemias “De preservatione et curatione pestilentiae 1499 por Petrus Pintor. Si se reeditase a día de hoy lograríamos un bestseller.
El obispo de Astorga y de Segovia Ruiz de Medina, publicó una loa al papa Alejandro VI.
Teología Naturalis de Sabunde libro condenado al fuego por la Inquisición pero que la catedral de Segovia preservó un ejemplar. La Vida del anima del mismo autor  fue puesto en el índice por el inquisidor asturiano Fernando Valdés.
Paulo de Santamaría (Salomón Ha Levi) escribió Escrutinio de la Escritura. Después de abrazar el cristianismo y de renegar del judaísmo alcanzó la mitra de Burgos
En el folio 170 se guarda un grabado del escudo del obispo Arias Dávila, preceptor de Juan II y hombre muy principal. Fue el primer español que echó mano de la imprenta para publicar los Sinodales de Aguilafuente en 1478. Moriría en Roma adonde viajó para obtener el respaldo pontificio del papa en las luchas que hubo entre los linajes segovianos de cristianos viejos y conversos.
De Giacomo Savonarola consta un texto “Triumphus crucis”. El dominico moriría en la hoguera por su enfrentamiento con el Vaticano.
El sinodal de Aguilafuente se celebra en ese pueblo segoviano la semana primera de junio de 1472 durante el pontificado de Juan Arias Dávila el obispo judío que quiere reformar su curia. Los sinodales imparten normas para el clero sobre el recato y modestia de su vestimenta. ”Que no se fagan juegos de cañas ni haya cosas deshonestas en los atrios parroquiales por Navidad”.
 Los curas han de vestir sotana y llevar tonsura. Que arda dentro de los templos la lámpara del “·Corpus Dei”. Un sacerdote no ha de portar armas ni encastillarse en pendencia. Una norma que no cumpliría este bien obispo.
La torre de los Arias Dávila es una de las más señeras de la ciudad y desde ella se defendían sus partidarios para dirimir diferencias con los Bravo y los Coronel, alcurnias segovianas de prestigio y también de extracción conversa. Que se llevaban mal. Eran luchas intestinas por el poder. El merito de estos sinodales es que se trata del primer libro impreso en España por un tal Johan Paris un impresor ambulante que recorrió castilla cargado con sus cajas de tipos y sus chibaletes. Puede decirse que la letra impresa nació en Segovia y que nos marca un poco a los segovianos no sé si para bien o para mal. La textura del sinodal es papel agarbanzado fuerte y verjurado adornado al frontal de los capítulos con culos de lámparas y motivos ornitoideos, zoográficos y antropomórficos.
Otras perlas reseñables en depósito son la Vida de Jesucristo de Cisneros, la “Historia de Nuestra Señora del Henar” por Baca de Haro, el “San Frutos” de Calvete obra de 1610 en la cual se escribe que Segovia fue fundada por Hércules y cristianizada por un obispo visigodo san Hieroteo. Hay un método racional para curar sabañones, un Fray Gerundio del Padre Isla y por supuesto el Dioscórides de Andrés Laguna obra en que me he basado yo para atisbar en este médico segoviano la autoría del Lazarillo de Tormes que él no quiso revelar por miedo a la inquisición dado su estatus preeminente como médico del emperador Carlos V,
Cítennos por fin un San Miguel Arcángel escrito por un fraile exaltado que llama al divino Miguel protector de Iglesia y Sinagoga “Alcides del Cielo”.

La biografía de Sta. Teresa de Jesús del padre Francisco Rivera natural de Villacastin que data de 1590. Los jesuitas fueron los postulantes del patronato  y protección sobre España de la mística doctora en detrimento de Santiago. Las dos Españas siempre blanden sus espadas incluso por las cuestiones más nimias y menos relevantes. Un franciscano Alonso de Espina publica una invectiva “Contra Judíos” (seguramente era otro exaltado converso) en 1511

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